Regresar a Chile para compartir momentos de aprendizaje nos hace sentir muy afortunados. Hemos cerrado una semana plagada de experiencias, sorpresas y emociones que nos ha dejado un sabor dulce, intenso y lleno de matices con los que ya empezar a componer nuestra vuelta a Santiago de Chile en 2023.
La preparación de los talleres personalizados con los que hacemos frente a los retos de sumar nuevos conocimientos a los profesionales tiene su comienzo en Madrid. Allí, en nuestra ciudad, vamos dando forma a las presentaciones. Cuando se trata de diseñar un taller de Habilidades Duras se trabaja jugando con prueba y error mediante modelos o muñecas, observando los resultados visuales, a partir del cual se pone en marcha una tormenta de ideas, donde se conforman qué trabajos de color son los más interesantes, comerciales y creativos y con qué técnicas realizarlos. Trabajos que posteriormente se venderán por esos profesionales en el salón de belleza. Buscando aunar creatividad, productividad y beneficio económico. Enseñamos a diseñar color y hacerlo en menos tiempo. Un win win.
Luego están los talleres de Habilidades Blandas, que desarrollamos creando formatos de aprendizaje, donde el 75% del curso son dinámicas y juegos y el restante 25% es teoría. Ya sabéis eso de: “oigo algo, lo olvido, lo que veo lo recuerdo, lo que hago, lo aprendo”. Esas dinámicas son las que ayudan a reflexionar, evitando la aparición del famoso piloto automático con el que no se retiene prácticamente nada. Aprovechamos al máximo el potencial del asistente.
Una vez que los talleres están diseñados, uno puede pensar que todo está listo, la experiencia de 13 años de formación nos dice que es solo un guion que debemos adaptar e incluso improvisar sobre la marcha, es una base. Una vez que se abre el telón, todo se reduce a que el asistente esté al cien por cien.
Todos necesitamos aprender, mejorar y experimentar con novedades, teniendo en cuenta que cada uno tiene su ritmo y circunstancia, es importante observar y mimar a quienes asisten al taller y valorarles en su justa medida.
Cuando aterrizamos en Santiago de Chile, una ciudad entusiasta, llena de energía, donde siempre compartimos largas conversaciones con clientes que ya son amigos, todo empieza a fluir de forma positiva y natural.
El primer taller lo dimos en el salón LK Studio de Leyla Peralta y todo su equipo. Llevábamos un taller transgresor titulado: ¿Somos un equipo? Con un alto impacto constructivista, en el cual se va desarrollando desde la reflexión personal de cada asistente sobre qué talentos atesora al servicio del equipo, por qué son diferentes y especiales y a partir de ahí se crea el talento colectivo de LK Studio que quiere y aspira a ser ese salón al que el cliente quiere ir, que atrae nuevas miradas y un nuevo público. Un taller tan potente que logra que cada miembro del equipo ayude a su compañero a subir de nivel mediante dinámicas donde anotan por escrito que elementos de comportamiento cambiar, pulir detalles que mejoren a la persona y al profesional. Un taller que busca crear mejores compañeros de viaje.
El resultado es un equipo más unido y preparado, con más conocimientos sobre uno mismo y el conjunto al que pertenece. Los preparamos para ser más felices y eficientes. Bajo el lema “no podemos cambiar aquello que no conocemos”.
Nuestra siguiente parada fue en Training Center Studio, donde nos esperaba Cristopher Maldonado con su equipo para vivir dos jornadas para valientes. Un taller que nos había encargado con un mix de Habilidades Duras y Blandas. Un taller diferencial, donde parte de los asistentes ya nos conocía, algo que sin duda exige de un alto nivel en cuanto a novedades. Ahí es donde surge el reto de Tragozar, creando riqueza, enseñando y motivando mientras se eleva el nivel conceptual del asistente.
El curso llamado “1+1= 3 La Mochila de tu Vida” es un 360º que todo profesional en peluquería debería tener para alcanzar una mejor versión. Dos días poderosos con los que conectar esencia, exigencia y obtención de nuevas metas. Un taller para la felicidad.
Cuando finaliza un taller así, sientes que todo ha merecido el esfuerzo, que el salario es intangible, que uno debe dar siempre un poco más de lo que le piden. Un taller donde los miedos se diluyen y surge la emoción. Salimos llenos de cariño y gratitud.
Aprovechamos este artículo para agradecer a todos los que han hecho posible que vivamos esta nueva experiencia lejos de casa donde también hemos sentido que hay un hogar cálido. Hay lugares en los que uno se quedaría a vivir y Chile es y será de esos lugares que quedarán para siempre dentro de nosotros.
Gracias de corazón.
Luis Miguel Vecina y Paty Martin.