María Rosa Trogolo es una estilista de la ciudad de San Francisco, provincia de Córdoba, Argentina. A los 18 años, su corazón estaba dividido: estilista, por un lado, y administración, por el otro. Finalmente se recibió de Técnica en Cooperativismo y Mutualismo, pero el universo conspiró para que comenzara a trabajar en una distribuidora de productos para peluquerías. A partir de ese momento nunca se detuvo. Tuvo la posibilidad de conocer a grandes maestros estilistas que iban a dictar workshops a esa empresa hasta que en 1990 se independizó. Tenía algunos conocimientos gracias a su trabajo en la Perfumería Fémina de la ciudad de San Francisco. Luego tomó cursos de color en L’Oréal y Wella, abrió su pequeña peluquería y comenzó su gran proyecto de vida.
Como emprendedora aprendió a sortear obstáculos de todo tipo como seguir adelante con su hijo de 1 año y medio, comenzando por segunda vez desde cero.
Participó en el Círculo de Arte y Técnica Argentina en el que aprendió mucho y fue presidenta de la filial San Francisco, en la que formó un grupo de estilistas que comenzó a participar de los Campeonatos Sudamericanos del Círculo de Arte y Técnica (CAT).
En el año 2002 llegó a Chile junto a su hijo de 10 años con un secador, 2 tijeras y un par de cepillos… Fue un nuevo comienzo en Santiago.
Después, en el año 2004, instaló su peluquería con las mismas herramientas y una base de 5 clientes.
Trabajó como educadora técnica para Matrix, L’Oreal, Moroccanoil, Ninfas, Pravana y Olaplex, y realizó entrenamientos con distinguidos profesionales nacionales e internaciones que le permitieron crecer en su carrera.
Desde el día que empezó a trabajar considera que lo primordial es el respeto al cuidado capilar y entregar al cliente un asesoramiento integral.
En su vida siempre tuvo y tiene grandes personas (familia, colegas, amigos) a quienes les agradece porque siempre estuvieron y están dispuestos y conectados desde el corazón. Además, está profundamente agradecida a Maria do Socorro, su gran guía que conoce desde hace 27 años y la considera una especie de mamá, amiga, coach y cómplice.
María Rosa es una persona que se despierta cada día para entregar todo su apoyo. Ha podido conjugar “pasión, misión y vocación” en esta profesión y en la docencia, que le da la adrenalina y es el motor de su vida.
Con este pedacito de su vida compartido en esta historia, Trogolo les dice a todas las mujeres que todo lo que una se proponga se puede lograr. No es fácil, pero nada es imposible. Mil veces se podrá caer, pero también mil veces se podrá levantar y seguir adelante. Ahí es donde radica el éxito.