La vida de la mujer se encuentra marcada por una serie de periodos como la pubertad, la gestación, la menopausia y la senectud que establecen cambios fisiológicos muy determinados,
entre ellos, los que se observan en la estructura y función de la piel.
La gestación o embarazo es un periodo importante en la vida y uno de los cambios más llamativos, donde se produce lo que algunos señalan como “tormenta hormonal” Las hormonas gestacionales provocan en la mujer un importante cambio tanto físico como psíquico y sus interacciones desencadenan adaptaciones orgánicas.
Cambios de carácter temporal en el embarazo
El más llamativo de los cambios es la llegada de un nuevo órgano endócrino, la placenta, que brindará nutrientes y oxígeno al bebé y eliminará residuos y será productora de una serie de hormonas a las que el organismo materno debe adaptarse.
Liberación de estrógenos, progesterona y hormona gonadotropina coriónica. Esta última se encuentra en la sangre y en la orina durante el embarazo. Aparece a los diez días de la concepción y se la denomina “hormona del embarazo” Dentro de las distintas alteraciones que se producen en el embarazo, la piel sufre distintos cambios. Existen tres frentes básicos como el acné, la piel sensible y seca, en especial con su pigmentación.
Existe una hormona alfa melano estimulante o melanotropina, hormona peptídica que es segregada en el lóbulo de la glándula pituitaria y a través de la sangre llega a los melanocitos ocasionando un aumento regional en la densidad de los melanocitos.
La hormona melano estimulante o melatropina se encuentra elevada desde el final del segundo mes de gestación. Durante el embarazo se secretan estrógenos y progesterona en cantidades por medio de la placenta que son fuertes inductores melanogénicos.
De forma transitoria pueden observarse cambios pigmentarios en la embarazada en un 80 o 90%. El inicio temprano y progresivo se da más en mujeres de fototipo alto y se produce una disminución finalizado el embarazo. Se observará más en regiones sensibles a la influencia hormonal como ser Máscara del embarazo o Melasma.
También existirá una hiperpigmentación difusa con cierto hirsutismo E hiperpigmentación selectiva que se da en genitales y axilas. Observaremos oscurecimiento de efélides y nevos.
Dentro de esos cambios de hiperpigmentación, el Melasma o Cloasma Gravídico es una de las manifestaciones fácilmente reconocible. Su frecuencia varía entre 13% al 75% en personas embarazadas.
Por definición, esta se señala como alteración de la coloración de la piel. Una hipermelanosis adquirida por la concentración aumentada de melanina. Se muestra bilateral, sus máculas son irregularmente simétricas y presenta un contorno irregular. Sus placas son múltiples, lisas y mal delimitadas. Se observa en el centro facial, el área peribucal, el mentón y prevalece en fototipos IV y V. Se puede afirmar que los rayos UV son un factor decisivo en la aparición de estas hiperpigmentaciones, ya que las células de la piel se hacen más sensibles a la luz solar y responden generando más pigmento.
El exceso de melanina en la epidermis es de 70% y un 10% en dermis, pudiendo haber también predisposición familiar. Una vez instaurado su tratamiento es difícil, aunque los de nivel superficial tiene mejor pronóstico.
Durante el embarazo, la piel de la mujer atraviesa por muchos cambios y está mucho más sensible. El lactógeno placentario, hormona polipeptídica producida por la placenta modifica el metabolismo de las mujeres durante el embarazo para aportar energía al feto y estimula las glándulas mamarias y la producción de melanina, así que es muy evidente el oscurecimiento de otras partes del cuerpo como también un aumento de la sensibilidad: areolas mamarias, región vulvar y perianal, axilas, cicatrices, cuello. En el abdomen de algunas embarazadas se puede ver claramente una línea que va del pubis hasta el ombligo e incluso se prolonga hasta la altura del diafragma. Aparece en la semana 14 de embarazo y se conoce como línea negra o nigra y es normal en el proceso. Antes del embarazo esta línea marcará la separación de los músculos abdominales que no es visible y se llama línea alba (dermatosis específica del embarazo) Esto puede ir acompañado por hirsutismo.
Con respecto a los senos y pezones, presentan grandes modificaciones, oscurecimiento en el propio pezón y la areola, pueden tener diferentes colores, vello alrededor, mayor sensibilidad, sensación pulsátil y estrías alrededor.
El rol estético tiene que tener objetivos claros pues el tratamiento frecuente es el realizar una renovación química superficial, sin embargo, se sabe con certeza que los cambios hormonales que se producen en la mujer en este periodo hacen que la piel pueda reaccionar de manera muy inesperada y con mayor posibilidad de hiperpigmentarse y también (aunque no se sabe a ciencia cierta) se duda cómo puede afectar al bebé.
Debe haber simplicidad en los protocolos, se debe respetar la sensibilidad que presenta la piel y como objetivo claro buscar o mantener el equilibrio evitando irritación.
Se deben usar ingredientes funcionales sin potencial alergénico, cuidadosa elección de tensioactivos (deben ser no irritantes) y una elección minuciosa de renovadores mecánicos.
Ideales los peelings enzimáticos que no poseen acción profunda y solo realizan una dinamización superficial provocando una deglución de la proteína. Ellos están formulados a base de enzimas como papaína, bromelina, viniferina, etc. Oxigenan la piel y confieren cierto resplandor para que la capa más superficial de la piel se desprenda de manera controlada y limitada. Trabajan al mismo pH de la piel.
Elección de métodos y técnicas que aumenten la resistencia y la protección
No a los tratamientos que atraviesen la barrera, sí a los tratamientos básicos de prevención que ayuden a fortalecer a la piel. El drenaje linfático es ideal, en especial en párpados en los que se pueden observar retención de líquidos o cierta hipermelanosis palpebral o angiomas. Lo mismo en los miembros inferiores (este último debe ser autorizado por médico especialista).
Corrección y reparación con distintos activos, en especial vitamina C y ácido hialurónico teniendo presente el vehículo que no debe ser solución. Hexapéptidos como Argeriline, especial para párpados. Acquaxil para sostener el agua en la piel. Ceramidas y A. Linoleico y linolénico para recomponer los lípidos y devolver el equilibrio a la barrera cutánea. Resveratrol-Silicio mejorando la síntesis de colágeno. El aceite de rosa de mosqueta se usa cada vez más en el mundo de la cosmética debido a sus propiedades cicatrizantes y regenerativas. Por eso, es uno de los grandes amigos de las mujeres embarazadas. El uso de este aceite durante el periodo de gestación y una vez que se ha dado a luz ayuda a prevenir la aparición de estrías y a reducir las que ya han salido.
La protección solar debe ser de amplio espectro con antioxidantes. No parabenos, sin perfume y acompañados de sombreros y gafas. Exposición controlada, cuidando no solo de los rayos UV, sino de la acción de los infrarrojos que aportan un aumento de la temperatura de la piel provocando insolación y envejecimiento.
El Dr. Stenguel (dermatólogo argentino) nos dice que “el cuidado de la piel no se trataúnicamente de mantener su apariencia de suavidad y tersura, sino que es importante asegurarsu plasticidad y conservar la integridad de la barrera cutánea”.
La epidermis es un elemento esencial de nuestras defensas y su función barrera es uncomponente imprescindible de la inmunidad cutánea.
Aún en el embarazo hay que cuidar esa línea de defensa y enseñar la protección en el cuidadodiario para mantener la verdadera salud de la piel
Por Ana María Sovran
Cosmetóloga- Auxiliar en Cosmiatría.
Cosmetóloga hospitalaria-Docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires UBA,
Argentina.