Ya pasaron 20 años desde que Ingrid Bolbaran Lara se convirtió en estilista. A lo largo de los mismos creció mucho como profesional y persona, logrando importantes logros.
Hace 9 años que es educadora. Su primera experiencia fue en una Organización de Las Hermanas Irlandesas, que tiene un “Programa de Apoyo a Mujeres de Riesgo Social de Cerro Navia”. Más tarde formó parte del equipo de docentes del Instituto John Kennedy en Santiago y luego, buscando nuevos horizontes, ingresó al equipo de docentes del Instituto Internacional Pivot Point Chile.
En la actualidad dicta clases personalizadas a sus alumnos y atiende a sus clientas que la siguen desde hace muchos años.
También fue estilista de Palumbo, miembro del Atelier CAT Chile y del Atelier AMMAZ. Hoy es miembro activo del Círculo Internacional de Coloristas de Chile.
Estudió Colorimetría en el Laboratorio Wella de España, en L’Oréal, Silkey, Pichara, Pravana y en muchos Laboratorios, además de capacitarse en seminarios y realizar perfeccionamientos en Colorimetría con Gustavo Díaz.
¿Quién es Ingrid Bolbaran Lara?
Soy una mujer de extremo, pero que busca el equilibrio. Desde hace 30 años leo y practico literatura de educación espiritual y soy miembro de una Organización Espiritual de la India que está en todos los países. En este momento soy secretaria de la Fundación Sri Sathya Sai Baba. Por otro lado, vivo la moda, la vanidad, la actualidad y, para muchos, la superficialidad, pero definitivamente hace muchos años que encontré mi propio equilibrio y les brindo a mis clientas mi cariño. Siempre les mando energía positiva cuando las atiendo. Es mi servicio a la humanidad y lo hago con amor.
¿Cuándo se dio cuenta que quería ser estilista?
La verdad es que mi padre fue el que me dio el empujoncito porque yo estaba en una crisis existencial de quién era y hacia dónde iba. Llevaba mucho tiempo trabajando en el área de Cobranzas y Ventas y él me dijo. “¿Por qué no estudia peluquería?” Para mí fue sorprendente porque a los 18 años me decía lo mismo, pero en esta ocasión acepté su sugerencia. Años después le pregunté: “¿Por qué siempre me decía que estudiara peluquería?” Y me dijo: “Porque cuando era chica siempre peinaba a las muñecas”. (Ríe) Él, sin saber el significado actual del dicho.
¿A quién admira en la profesión?
Admiro a muchos peluqueros con trayectoria y también a los que no tienen mucho camino recorrido porque son muy perseverantes, osados y apasionados. En general, en este rubro o en otros, lo que admiro de las personas es la fuerza, el empuje, la perseverancia y la disciplina.
¿Cuál es la herramienta que atesora desde sus inicios? ¿Por qué?
La verdad es que cosas físicas no guardo mucho. Siempre elimino lo que ya cumplió su ciclo, renuevo, cambio o vendo, pero sí atesoro la primera vez que trabajé en una “pelu” y vi a mi jefa, Verónica lograr lo que su clienta le pedía. Llegó con un cabello tinturado muy negro y quería ser rubia. Le preguntó: “¿Tienes tiempo?” Luego le puso el gorro, le sacó muuuuchas mechas, le decoloró lentamente 2 o 3 veces y la dejó muy rubia. Eso nunca se me olvida. Cosas como esas son las que atesoro.
Sabemos que las novias ocupan un lugar preponderante en su desarrollo profesional. ¿Cómo describiría esa relación con ellas ante sus inminentes bodas?
Las novias… La primera vez fui a peinar a una novia que trabajaba en Santiago. Era muy top y sus papás vivían en Melipilla, hacia los cerros, muy en los cerros… Cuando llegué estaba barriendo el patio y terminando de ordenar los últimos detalles. Se dirige a mí y me dice que peine primero a la mamá, después a la hermana y luego a la cuñada… Yo estaba feliz porque eran más clientas. Y al final la peiné a ella. Obviamente que estábamos muy atrasadas. Se casaba a las 20 horas. Ya era casi la hora y yo recién estaba haciéndole los rulos. La tuve que maquillar en el auto. Cuando llegamos a la Iglesia, el Padre se había ido a tomar once y creo que volvió como las 23 horas, según me contaba mi amiga que me había recomendado porque yo la dejé y me fui muy estresada. Bueno, a raíz de esa experiencia, para mí lo más importante es el tiempo y mi prioridad es la novia. Nunca acepto a más clientas de las que puedo atender en una jornada, a no ser que me acompañe algún asistente, pero siempre bien programados los tiempos, los peinados, el maquillaje y los detalles, así ellas están tranquilas y felices y yo también. Les brindo un momento de tranquilidad.
¿Qué les aconseja?
Les aconsejo que el día de su boda lo dejen completamente para ellas porque hay muchas que hasta última hora están coordinando detalles y eso no es bueno. Deben pedir ayuda a alguien para que las asista y puedan disfrutar del día.
¿En qué situación la encontró la cuarentena? ¿Qué medidas tomó?
La cuarentena me pilló a full, dictando clases presenciales, trabajando con mis clientas, viendo un proyecto personal y, como muchos de mis colegas, quedé en 0, pero para mí, sin dejar de mencionar todo lo difícil que ha sido y sobre todo por las pérdidas que también viví, ha sido bueno. Veo lo bueno y siento que fue lo mejor… Ver cómo se detuvo el mundo, poder escuchar los pajaritos… Además, escuchar el sonido del silencio en medio de la semana y, lo más importante, poder reflexionar. También estudié mucho y tomé todos los cursos on line que pude. Cuando volví a trabajar con mis clientas y alumnos me preocupé por tomar todas las precauciones que están a mi alcance.
¿Qué es lo que más le gusta enseñar? ¿Por qué?
Lo que más me gusta enseñar es Colorimetría. Cada vez que la explico me vuelvo a asombrar de la magia de la química, de la naturaleza, de cómo se transforma la materia y de cómo está todo entrelazado. Cómo una cosa te lleva a otra y, así mismo, la transformación que vive la clienta en su imagen y, sobre todo, la transformación en su sentir. Me gusta transmitir información, que las personas sientan que la vida es magia y que todo cambia en nosotros también. Lo que está en nuestra mente es lo que se manifestará en lo material. Por eso pienso que la educación, en todos los aspectos, es importante, porque como dijo el gran sabio Sócrates: “Solo sé que nada sé”. El conocimiento es infinito y aprendiendo algo, una cosita, pero bien aprendida, nos ayudará en todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Cuáles son las semejanzas y diferencias que vislumbra entre los estudiantes de sus inicios como educadora y los de hoy?
La mayor diferencia, más que en los alumnos, está en la tecnología que está a disposición hoy, ya que nos permite acceder a información rápidamente. Eso tienen los alumnos actuales, están constantemente informándose. Cuando estudié, la información era muy limitada y todas las dudas que tuve salí a buscarlas afuera. Iba a los laboratorios y preguntaba a todos los que podía. Por supuesto que mi recorrido fue más lento.
¿Cómo encaró la educación en tiempos de pandemia? ¿Qué diferencias encuentra con la educación anterior?
Para atender a mis alumnos tuve que aprender a utilizar la tecnología que existe en las redes para hacer clases virtuales. Eso ha sido una gran aventura para mí, ya que no me manejo mucho con la tecnología. Además, me transformé en una estudiante y todavía estoy haciendo un curso de Marketing.
Cuéntenos su experiencia en el 5° Encuentro Internacional de Coloristas On Line.
Mi experiencia en el 5º Encuentro Internacional de Coloristas On Line fue increíble. Poder llegar a tanta gente y con tanta pasión por aprender es siempre reconfortante. Es un desafío enfrentar al público o los alumnos. Hay cosas que una siempre sueña y, si las cree, tarde o temprano se hacen realidad. La posibilidad de enseñar y entregar una herramienta para que otros puedan hacer y realizar sus sueños siempre se transforma en felicidad.
¿Qué consejos les da a las clientas que hace rato no pasaban por el salón y quieren un cambio de look?
Les aconsejo a las clientas y a todas las mujeres que no hay que bajar nunca los brazos. Siempre debemos cuidarnos en lo físico, mental y emocional. El cabello es parte de lo importante para vernos y sentirnos bien. Tomando las precauciones necesarias no hay riesgos.
Tendencias para la temporada de verano 2020-2021.
El Bang de los ´70… Los flequillos de los ´70 están volviendo a lo grande. Cabellos ondulados en capas largas flippy y tenues, que generalmente se peinan al centro.
¿Cuáles son sus proyectos para el año que viene?
La compra de una oficina-studio en el centro, un lugar pequeñito, que será básicamente para impartir clases, atender a clientas y ofrecerlo a todos los que tengan algo que quieran enseñar y no tienen dónde.