El tema de la pandemia por COVID-19 hizo que muchas profesiones tuvieran que acostumbrarse a nuevas formas de trabajar. La peluquería fue un sector muy castigado en este 2020. Los cambios en las formas de desenvolverse en el salón, tanto para los propietarios, empleados y clientes, fueron muchas.
La mayoría de los salones tuvo que cambiar totalmente la forma de llevar adelante su labor diaria y ajustarse a este nuevo modelo de salón para evitar contagios y poder atender a los clientes sin riesgos.
Entrevistados por MIT, Miguel Estelrich -presidente de ICD LATAM (Brasil)-, Hugo Guerra C. – presidente de ICD de Chile-, Pablo Espinoza -presidente de ICD Argentina-, y Fabián Sciutto – presidente de ICD Uruguay-, comentan sus impresiones ante semejante revolución en el sector que trajo aparejado nuevos desafíos.
¿Qué cambios se produjeron por el COVID-19?
Miguel Estelrich: Los cambios que se produjeron son, en primer lugar, los cuidados que en este momento son fundamentales: atender clientes con más espacio de tiempo y en un espacio con ventilación natural como, por ejemplo, ventanas abiertas; el uso de material descartable como capas y guantes que son desechados después del uso con cada cliente, y la desinfección del espacio y las herramientas. También se aconseja hacer la consulta con la clienta y evitar hablar lo menos posible. El uso de máscaras durante el servicio es obligatorio. En la entrada, cada clienta recibe un protector de pies y máscaras descartables para que no se preocupe por manchar la suya en el momento de la aplicación del color o que se llene de cabellos con el corte.
Hugo Guerra C.: Lamentablemente a Chile le tocó mucho desastre…. Una economía estable con un desequilibrio entre un país de mucho trabajo y otras personas que no entienden en economizar. Un país con muchas garantías y entrega de oportunidades para salir de la pobreza… Hay que hacer mucho esfuerzo en horas de trabajo y dirigir la mirada a la excelencia.
Ahora, el COVID nos separó de nuestras labores con una paralización de un mínimo tres meses por comunas. Eso ha quebrado la economía personal de cualquiera. En el caso de los peluqueros, parar los ingresos es fatal para muchos porque nuestro rubro no ahorra. La generación nueva solo vive el momento, es una generalidad en todo. Somos una tribu para analizar. Muchos de mis colegas han cerrado sus negocios por el alto valor de sus arriendos (insostenibles) y que, por supuesto, termina aniquilando a los que trabajan en ellos. El sistema de apoyo del gobierno solo lo hace a los que pagan sus aportes al estado y los que no lo hacen, que son muchos, quedan fuera. Y tratar de generar trabajo es peligroso al exponerse a la calle en tránsito hacia distintos lugares para hacer los domicilios. El peligro de contagio es constante.
Pablo Espinoza: En Argentina se confirmó la cuarentena el 19 de marzo de 2020. Según las provincias y las ciudades, las peluquerías llegaron a estar cerradas 135 días. De acuerdo a la cantidad de casos, fueron reabriendo las puertas. La industria de la peluquería se vio muy afectada, ya que muchos salones cerraron definitivamente y otros fueron subsistiendo, de acuerdo a las circunstancias. Hubo cambios en los horarios, los turnos y las formas de trabajo.
Se mejoró la atención personalizada y se llevó adelante el protocolo de higiene y sanidad correspondiente.
Fabian Sciutto: Los cambios fueron muchísimos. Evidentemente nuestra manera de trabajar ha cambiado. Ahora se prioriza mucho más la salud que todo. Tenemos un protocolo de acción que antes, obviamente, no teníamos. Estrictamente estamos trabajando, la mayoría de las peluquerías, por hora para poder mantener el distanciamiento social dentro del salón.
Claramente hay salones más pequeños y otros más grandes. Estos últimos tienen menos inconvenientes por el distanciamiento social que se pueda lograr. Los pequeños evidentemente tienen más problemas porque no pueden tener a todos los empleados trabajando, ya que si los tienen a todos juntos con las clientas no se logra el distanciamiento social requerido que exige el Ministerio de Seguridad Pública. El cambio fue brutal. En general, en Uruguay, hemos tenido una cuarentena libre que no era obligatoria. No tuvimos que cerrar los negocios. Hemos estado abiertos durante todo el tema. El primer caso de COVID-19 fue el 13 de marzo y nunca hemos pasado los 200 y pico de casos como máximo en todo el Uruguay. Hoy por hoy no llegan a 200.
Por lo tanto, no hubo esa necesidad de cerrar y estar en cuarentena. Esta fue totalmente voluntaria. La población respondió bastante bien y esos fueron los grandes cambios que hemos
tenido.
¿Cómo es la nueva forma de trabajo?
Miguel Estelrich: La nueva forma de trabajo me parece mucho más organizada, ya que es fundamental trabajar con un horario pautado para evitar la aglomeración de personas. Por el mismo motivo pedimos a todos nuestros clientes que no vengan acompañados.
Hugo Guerra C.: Dentro del lugar de trabajo y dependiendo de los espacios -por ejemplo: 250 metros- el aforo es de 11 personas incluyendo al personal del salón. Las multas por infracción son altas. Al entrar al salón hay un limpia pies con amonio cuaternario o cloro diluido; al traspasar la puerta de entrada se toma la temperatura, se coloca alcohol en las manos y cada vez que atiendas a un cliente, si el tratamiento es de coloración, se le pone un protector. Al terminar con ese cliente, inmediatamente se limpia ese espacio que la persona ocupó. Cada metro y medio, una persona puede atenderse. Las capas o cubre cuello deben ser eliminados.
Las herramientas ocupadas hay que sanitizarlas para seguridad del cliente y nuestro. Al lavado capilar lo veo muy necesario para nuestra seguridad, con toallas desechables y separación de lavado por medio. Al cancelar, tratar de ocupar sistemas de tarjetas o transferencias bancarias y protector en la caja. La limpieza de los pisos se realiza tres veces por día. Cada vez que podemos ponemos spray anti-bacterias.
Pablo Espinoza: El protocolo vigente señala:
- Horario de 8 a 16 horas con cronograma de DNI (opcional según cantidad de casos).
- Turno previo online (redes sociales, WhatsApp, teléfono).
- Disponer de líquidos sanitizantes en el local.
- Espacios de trabajo de 1,5 metros entre sí.
- Desinfección del instrumental y mobiliario.
- Toallas y batas por cada cliente, desinfección. (opcional descartable).
- Utilización de tapabocas personal y clientes.
- Extremar medidas y procedimientos de higiene y desinfección.
Fabian Sciutto: La forma de trabajo cambió mucho. Tenemos un distanciamiento social con las clientas y marcamos horas. Dentro de los salones no pueden estar más de 2-3 personas al mismo en diferentes lugares. Por ejemplo, yo tengo 6 lugares para color en un sector donde el máximo hoy son dos.
Contamos con toda la seguridad: el alcohol en gel, alfombras sanitarias, el uso de tapabocas obligatorio en nuestras clientas y en todo nuestro personal, máscaras de seguridad y mamparas para poder separar a la hora de hacer las manos. Los cambios fueron muchos y nos adaptamos. La clientela se fue adaptando. La mayoría de las personas respetan la hora. En mi salón, hace muchos años que trabajo por hora. Algunas peluquerías que no lo hacían, están implementando la hora. Redujimos el horario, en vez de trabajar 10 horas, trabajamos estrictamente 8. La mayoría de las peluquerías en Montevideo trabaja de 10 a 18 hs.
¿Qué recomendaciones les daría a los profesionales en la vuelta a su trabajo?
Miguel Estelrich: La mayor recomendación es tener paciencia en todos los sentidos.
Primeramente, no asustarse porque el movimiento está bajo, ya que nuestras clientas precisan sentirse seguras. Esto lleva un tiempo. Crear servicios más rápidos también es una buena idea, ya que no se sienten confortables al pasar mucho tiempo dentro del salón. Mostrarles a las clientas que se está usando material descartable y que es desechado después de su uso también ayuda mucho. Tenemos que hacerlas sentir seguras y que son respetadas todo el tiempo. Esto hace que ellas transmitan esta seguridad a sus amigas y familiares; y nos garantiza a todos una vuelta al trabajo súper segura.
Hugo Guerra C.: Las recomendaciones son las lógicas: agendar horas correlativas con sus clientas, no estar en el lugar si no agendas hora y avisar que tiene que asistir al salón siempre con mascarillas y, en lo posible, guantes personales. Si no los tiene, el salón se los facilita. El profesional debe estar preocupado por mostrar sus implementos limpios y que fueron preparados para los clientes.
Las recomendaciones para el personal: agendar con la encargada del salón, así las visitas serán las correctas para no juntar más de las que corresponda. La asistencia con vestuario protector. Las zapatillas y el vestuario que los dejen en el salón, para evitar la exposición en la calle. En lo posible, no tomar locomoción como ser metro, micro bus. Si esto no es posible, tomar aquellos que no estén repletos. Hay que cuidar las pequeñas cosas.
Volvemos a las tradiciones de antes: lavados de manos cada vez que podamos al tener interacciones con alguien y cosas. ¡Bienvenidos a este mundo de las exigencias y la calidad! Pablo Espinoza: Dentro de esta crisis sanitaria hay una nueva oportunidad de redireccionar nuestro trabajo, volver al trabajo personalizado dedicándole mayor tiempo y atención a las necesidades del cliente, logrando un servicio diferencial que potenciará la fidelización de esos clientes que esperaban nuestro regreso y nos ven optimistas y positivos por volvernos a encontrar para embellecer sus cabellos. Es una gran oportunidad para capacitarnos y generar una nueva empatía con los clientes y mejorar los servicios correspondientes. ¡Vamos por ello! ¡Es nuestro momento para reinventarnos, mejorados y con una nueva energía positiva!
Fabian Sciutto: La recomendación para los profesionales en la vuelta al trabajo es cuidarse mucho y cuidar al cliente. “Cuídame, te cuido, nos cuidamos”. El cuidar a la clienta, pero no solamente del lado de la salud, sino desde el trato. Las clientas son muy valiosas y necesitamos cuidarlas al máximo para que tengan una buena experiencia y vuelvan pronto el salón porque se sienten seguras y están bien atendidas. Entonces creo que todo está en la palabra “cuidado” a nuestros clientes a nivel salud, trato y trabajo. La honestidad absoluta y poder generar un buen vínculo entre el profesional y el cliente. Creo que son herramientas que siempre tuvimos en cuenta y que fueron bandera que llevamos adelante, pero que hoy por hoy, en esta vuelta al trabajo, en esta nueva normalidad como se le dice, hemos podido no sucumbir. Con la falta del trabajo del fin de semana porque no hay fiestas, casamientos, cumpleaños de 15, ni reuniones sociales, perdimos un 20-30% de nuestro trabajo. Esta fuerza del fin de semana hoy no la tenemos y es lo mismo cualquier día de la misma en el salón.
Antes teníamos más trabajo y personal. Eso lamentablemente se perdió y hasta que no vuelva la normalidad otra vez con las fiestas y las salidas nocturnas no lo vamos a recuperar. O sea, con más razón, debemos cuidar mucho a nuestro cliente. Cuando concurre al salón tiene que sentirse muy cómodo para dejar allí el dinero que corresponde porque el fin de semana ya no volverá a arreglarse. Entonces, en su visita semanal o mensual, lo más importante de todo es que ese cliente tenga las ganas de volver porque se siente seguro y la atención fue excelente.
Cuatro reconocidos profesionales, cuatro países, cuatro miradas diferentes que nos dan cuenta del difícil momento que vive la peluquería a nivel mundial a causa de la pandemia por el COVID-19, pero que, con esfuerzo, cuidados y siempre pensando en positivo se va a poder traspasar para lograr el lugar de privilegio que merece esta profesión que siempre trabaja por la belleza y la salud de los cabellos de todos los ciudadanos del planeta.